Andrea Jimeno

Andrea Jimeno

¡Hola a todas! Soy Andrea Jimeno y vengo a contaros mi experiencia de voluntariado con Huauquipura.

Desde que tengo uso de razón uno de mis objetivos vitales ha sido hacer un voluntariado de cooperación internacional en el Sur para conocer la realidad del mundo en el que vivimos. Por suerte, siempre he estado rodeada de personas que me han enseñado esta otra visión de la que, a veces desde nuestra cómoda posición, no somos conscientes. Por familia y amigos, había escuchado muchas historias y experiencias que quería vivir por mi misma. Con Huauquipura, que de alguna manera llevaba mucho tiempo en mi vida, pude hacer el curso de voluntariado en el 2019, un curso que considero imprescindible para una preparación sobre todo personal, antes de la experiencia. Por motivos laborales y luego la pandemia, no pude realizar mi viaje hasta Octubre de 2022.

Suelo ser bastante indecisa, pero desde que conocí los proyectos de la asociación, siempre siempre había querido ir a la Federación de Mujeres de Sucumbíos en Ecuador, había algo que sentía que me unía con ellas. Si soy sincera tuve que tramitar todo a última hora ya que no estaba en mis planes, pero supe que por fin tenía la oportunidad, era el momento. A veces hay que lanzarse al vacío y más, en algo que llevaba tanto tiempo en mi cabeza. Podría resumir mi experiencia de voluntariado en la Federación de Mujeres de Sucumbíos como una de las mejores de mi vida y de la que me llevo muchísimas cosas.

Yo estudié Nutrición Humana y Dietética y es a lo que actualmente me dedico. Es una formación que quizá no tiene nada que ver con lo que de primeras se podría pensar en la FEDE pero, todo el mundo tiene algo que aportar y mucho que aprender. Igualmente, yo no iba ahí como nutricionista, sino como Andrea, simplemente Andrea.

La FMS es una organización de mujeres cuyo objetivo principal es mejorar las condiciones de vida de las mujeres de Sucumbíos y que asume como lucha permanente promover la igualdad de género en la sociedad. Para mí esto es algo fundamental, en lo que, a pesar de que mi formación no esté relacionada, siempre he querido tener algo que ver y estaba abierta a todo lo que me propusieran y poder ayudar lo máximo posible. En mi tiempo allí tuve la oportunidad de crecer a nivel profesional con otra visión del campo de la alimentación y la salud, pero para mí, mucho más importante y satisfactorio, a nivel personal. Diría que mi experiencia va muy ligada a la palabra “libertad”. La búsqueda de ella y la gran suerte de tenerla cuando a veces no es tan fácil.

Dentro de la FEDE y debido al tiempo de mi estancia, estuve principalmente en el proyecto de la Casa Amiga, albergue de mujeres y sus hijos, víctimas de violencia de género. Junto a Leti, compañera de viaje y aventuras con la que coincidí allí, pasábamos el día entero en la casa con las mujeres y los niños. Según el día con unas funciones u otras. Dio la casualidad de que cuando yo estaba iban a tener una especie de auditoría del Programa Mundial de Alimentos, debían tener una serie de menús saludables registrados y unas prácticas en la cocina adecuadas. Aproveche mi formación para trabajar en esto con ellas, especialmente con la cocinera, la cual aportaba su visión cultural y su experiencia vital; una persona con una capacidad de aprendizaje y trabajo que me dejó sorprendida y que, cuando llegó el momento, supo contestar sin dudar a todas las preguntas que le hicieron.

Además, con materiales que tenían aprovechamos a realizar unas mediciones de composición corporal y cuestionarios de hábitos para evaluar el estado nutricional tanto en niños como en las mujeres. Con todo esto, preparé después dos talleres para que pudiéramos nutrirnos (nunca mejor dicho) las unas de las otras con charlas sobre la alimentación (muy diferente a la que tenemos aquí), la elaboración de los menús de la casa para los próximos meses con ideas de platos de cada una de ellas (de diferentes regiones o países) y una educación alimentaria saludable y equilibrada. Aunque para nada lo que hice fue lo que me había imaginado, ni sabía cómo iba a salir y a ratos, me sentía perdida con los alimentos y combinaciones típicas y culturales, me encantó compartir con ellas estos momentos de los cuales aprendí muchísimo y como decía, obtuve una visión diferente de una alimentación rica y saludable.

También tuve otros momentos de acompañamiento a las mujeres, íbamos a hacer recados o pasaba tiempo con los niños y niñas con juegos y actividades o simplemente, pasando el rato y haciendo que nuestro tiempo juntos fuera divertido y disfrutando de cada momento.

Por hablar un poco del tiempo que pasaba fuera de la FEDE y de cómo me sentía, tuve momentos de incertidumbre, momentos de respeto por un país diferente, algún rato sentí la pérdida de esa libertad de la que hablaba y por ello, me sentí tan agradecida de tenerla. Tuve en todo momento el apoyo desde Huauquipura, con todas las dudas que me iban surgiendo o cualquier cosa que necesitara. Pero también sin duda destaco la gente buena con la que coincidí allí, lo bien que me acogieron y lo a gusto que me hicieron sentir, son gente que cuida, gente que está.

En mi viaje conocí a personas maravillosas que me regalaron una parte de ellas y de las que pude aprender a observar el mundo con otra mirada. Definiría a las mujeres con las que conviví como mujeres valientes, luchadoras y muy fuertes. Sin saberlo me enseñaron que seguir adelante a veces cuesta, pero merece la pena el esfuerzo invertido cuando consigues lo que has querido durante años. No puedo sentirme más agradecida y completa cuando pienso en el tiempo que compartimos, todo lo que me llevé de ellas y todos los momentos que vivimos juntas.

Por último, quería mencionar la vuelta, algo que a veces no se tiene tan en cuenta. Creo que a la ida fui bastante preparada del posible choque cultural, pero no me lo esperaba tan fuerte a mi vuelta. Volvía a mi país, mi ciudad, mi casa, pero todo me parecía diferente. Durante varias semanas me sentí rara y me costó volverme a adaptar a esta vida después de todo lo que había visto y vivido, yo ya no era la misma.

Me quedo con todo lo que aprendí, todo lo que me llevé y que sigue presente en mí cada día y por supuesto, a la hora de seguir con mi proyecto de vida. Ojalá pronto pueda volver a la FEDE y ojalá pueda volver a encontrarme de una manera u otra, con toda la gente que conocí y que tanto me enseñaron.

 

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