Resulta complicado verbalizar esta experiencia ya que, a pesar de haber participado previamente en otros voluntariados, nunca había vivido una situación tan transformadora.
Esta vivencia comienza a raíz de cursar el Máster en Cooperación para el Desarrollo de la Universidad de Zaragoza, a través del cual conocí a la ONG Huauquipura, quienes me brindaron la oportunidad de realizar las prácticas con la Federación de Mujeres de Sucumbíos.
Como es normal, al principio me surgieron muchas dudas, pero Huauquipura ha estado cuidándonos, apoyándonos y acompañándonos en el proceso, facilitándonos el contacto con personas que han estado en nuestra misma situación, y pendientes de nuestra llegada y estancia, lo que hizo todo mucho más sencillo. Además, tuve la suerte de hacer estas prácticas acompañada de otra compañera del máster y varias voluntarias con las que he compartido grandes momentos, y que hicieron de este tiempo una experiencia muy especial e inolvidable.
Nada más llegar, nos recibieron en el aeropuerto varias trabajadoras de la FMS, que nos llevaron al que sería nuestro hogar durante el siguiente mes y medio. Y digo hogar porque así lo hacen sentir, con su enorme hospitalidad y su cariño.
Dentro de la federación existen dos grandes áreas de actuación: erradicación de la violencia de género y fortalecimiento organizativo. Ha sido en esta segunda área en el que he participado, acompañando al equipo técnico en sus funciones, y apoyando y aportando lo que he podido ofrecer. Sin duda, el proyecto que más he conocido es el de las Cajas de Ahorro y Crédito con Enfoque de Género (CACEG), que tiene como objetivo principal el ejercicio de los derechos económicos de las mujeres, potenciando su capacidad de ahorro y facilitando el acceso a recursos económicos para, principalmente, desarrollar actividades productivas y generar ingresos propios que les permitan satisfacer sus necesidades, fomentando así su autonomía económica. Como economista, me ha hecho conocer y reflexionar sobre alternativas al sistema hegemónico actual, poniendo la vida de las personas por encima del beneficio económico y atendiendo a la necesidad de poner la vida en el centro. Ha sido realmente gratificante conocer a las mujeres socias y sus testimonios acerca de cómo su participación en este proyecto había tenido un beneficioso impacto en sus vidas.
Creo que es un sentimiento común a todas las personas voluntarias que nuestra aportación ha sido tan solo una ínfima parte de todo el aprendizaje que nos ha reportado la experiencia. Si te estás planteando un voluntariado, no puedo más que aconsejarte que des ese pequeño paso que va a ser muy significativo en tu vida.